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domingo, 19 de abril de 2009

Tratamientos contra la Bulimia y la Anorexia V

Tratamientos Farmacológicos

Siempre a cargo de un médico psiquiatra competente, generalmente miembro del equipo.
Previa evaluación exhaustiva del estado orgánico general del paciente, se implementarán sólo en casos de depresión progresiva y para reducir la frecuencia e intensidad de las compulsiones bulímicas, cuando el apoyo psicoterapéutico ya no surte efecto.
Se utilizan antidepresivos de última generación, los que parecen tener un efecto sobre el comportamiento alimentario actuando sobre los sistemas metabólicos que regulan el hambre, la sensación de saciedad y el equilibrio del peso. Uno de los antidepresivos más usados en el tratamiento de la Bulimia Nerviosa es la fluoxetina, psicofármaco que se halla dentro del grupo de los "inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina"(ISRS). La base del tratamiento con este medicamento radica en el hecho de haberse comprobado que los pacientes bulímicos tienen niveles inferiores de serotonina en sangre y, por ende, en el sistema nervioso central, lo que determina las características oscilaciones en el humor y el apetito exacerbado que conduce al atracón, sumados a la intensa preocupación por la imagen corporal y el temor a perder el control sobre los hábitos alimenticios. Numerosos estudios sugieren que la Bulimia está relacionada con la imposibilidad del sistema nervioso de regular la serotonina.
Los antidepresivos usualmente se administran por varios meses: deberán transcurrir al menos cuatro semanas para que comiencen a notarse los efectos (fase de impregnación). Suspendida la terapia en forma paulatina, la fluoxetina permanece acumulada en el organismo por semanas, incluso meses. Aunque la droga es generalmente bien tolerada, algunos pacientes presentan efectos indeseables como ser: insomnio, fatiga, náuseas, diarrea, nerviosismo, etc. No está avalado su uso en niños.
También se utilizan antidepresivos de diferente naturaleza química a los ISRS, como ser: antidepresivos tricíclicos, inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) y trazodona.
Hay otros psicofármacos que constituyen la batería de tratamiento: ansiolíticos (tranquilizantes menores) y antipsicóticos (tranquilizantes mayores); estos últimos se reservan para casos extremos de Anorexia Nerviosa, con severa distorsión en la percepción de la imagen corporal y negación absoluta de la enfermedad con trastornos conductales graves.
La ciproheptadina, generalmente combinada con complejos vitamínicos suele utilizarse para estimular el apetito en la Anorexia Nerviosa Restrictiva, ya que estos pacientes van perdiendo progresivamente la capacidad de reconocer las señales internas de hambre.
Todos los fármacos deberán ser administrados por un especialista, bajo estricta vigilancia médica, con controles periódicos

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